domingo, 31 de mayo de 2009

Felipe Solá entrevista con el diario Crítica

En una entrevista que mantuvo el candidato a diputado por Union Pro, Felipe Solá con Crítica de la Argentina apuntó: "Kirchner sólo cree en el poder y la sorpresa. El poder de manejar la caja y la sorpresa. La caja es cada vez más chica y la sorpresa es cada vez menor. O las sorpresas, peor aún, son negativas, como el adelanto de las elecciones, como las candidaturas truchas, nosotros o el caos. Como todo eso fracasó, ahora es un abuelito que besa niños por la calle".
¿Cómo está viendo la campaña?
–Hay una campaña muy dura que no aparece en los medios y que no está a la vista del público y hay una campaña obvia que es la que se ve. La campaña más dura va por debajo y consiste en largar constantemente acusaciones, amenazas veladas, apretar a cualquier empresa que nos pueda dar plata. Y el responsable de esa campaña sucia es Kirchner.
Lo vemos en el miedo de los empresarios. También se crean dificultades territoriales, que en muchos casos son amenazas, roturas de locales, etcétera. Se llega a amenazar a los comedores escolares para que no nos reciban si los vamos a visitar, una especie de vale todo que se ve sobre todo en el conurbano.
–Lo dice sorprendido. Lamentablemente en casi todas las campañas pasan cosas parecidas con la oposición, sobre todo en el Gran Buenos Aires.
–Yo creo que no. Creo que esta vez hay una dosis de hostilidad superior.
–¿A qué lo adjudica?
–A nuestra condición de peronistas que se han unido al PRO. Y en especial a la mía. Yo soy peronista desde hace 40 años. Y en el Gobierno al principio no les daba bronca que yo me fuera, pero ahora sí.
–¿Cómo se refleja esa hostilidad a la que hace referencia?
–Estamos tratando de romper el bloqueo que el oficialismo intenta imponer en los territorios, en el sentido de “acá no entrás”. Sobre todo en el segundo cordón del conurbano. Y nos encontramos que en esos lugares los dos tenemos votos.
Tal vez sea más clara la división ciudad-campo, en el caso del radicalismo. Pero en nuestro caso no es tan así.
–Cuando habla de Gobierno, supongo que se refiere sobre todo a Kirchner y al gobierno nacional, pero cuando dice que las dificultades se dan sobre todo en el conurbano profundo pareciera que el conflicto en realidad lo tiene con los jefes de cada comuna.
–Sí, hay intendentes que están haciendo juego sucio. No se olvide de que muchos de esos intendentes perdieron estrepitosamente en 2005 contra una fuerza que en la provincia lideraba claramente yo.
–Bueno, en rigor de verdad, con usted y con Néstor Kirchner y su discurso de entonces de renovación de la política.
–Sí. Con Kirchner y con lo que yo esperaba que fuera el kirchnerismo: el dueño de la agenda de cambio institucional que modificara la conciencia sobre sus derechos ciudadanos a millones de personas que viven en el conurbano, que en algunos casos está dominada y controlada por su condición de excluidos o de pobres.
–¿Se anima a predecir lo que va a pasar el 28 de junio?
–No, me parece que todavía faltan 30 días y que hay gente que no se ha expedido todavía por lo que no tenemos cifras definitivas para nada.
–¿Y qué sensación tiene?
–Que hay mucha gente estudiando el voto o que hay mucha gente que ya lo sabe y no lo dice. No lo sé. Y no sé cómo dividir esos dos. También creo que la gente que no sabe a quién votar está con hartazgo hacia la política en general y lo que podríamos llamar la incapacidad global de la política a resolver en un corto plazo problemas muy graves.
–¿Cómo está con sus socios, Macri y De Narváez?
–Son aliados, no socios. Si fueran socios tendríamos que tener negocios juntos y no los tengo, ni con ellos ni con nadie.
–Bueno, reformulo, socios electorales. ¡No lo tome tan a pecho!
–Sabe qué pasa, las palabras se van instalando.
-La relación ha sufrido altibajos y últimamente, se habló mucho de su ausencia en las campañas publicitarias o spots.
–Mire, ayer estuve todo el día con De Narváez recorriendo 9 de Julio, Chivilcoy y Junín. Desde el punto de vista de la campaña no tengo problemas. Desde el punto de vista de la campaña publicitaria, sí tengo problemas. La veo muy aséptica y que haya tantos inconvenientes, no tanto de mostrarme a mí, como de mostrar al peronismo.
–Usted cree que es un error.
–Sí, creo que es un error y creo hay que darse cuenta de que existe una gran cantidad de peronistas en la provincia de Buenos Aires que no quiere votar por Kirchner y que la alternativa es ésta. Y que si la alternativa es ésta, no se puede vivir eso con vergüenza.
–Usted habla estos temas con Macri o De Narváez.
–Noto una tendencia a trasformar lo político en algo supuestamente científico que es erróneo. Estas cosas se resuelven con política. Entendiendo que lo principal son los lazos políticos, las estrategias políticas, la cultura política, la historia política de los territorios, y eso parece no entrar en los consejos que surgen de los consultores.
–Qué cree que va a pasar el 29, el día después de las elecciones, en su espacio.
–A mí me parece que la única manera de trabajar juntos en el futuro es que nos unan los temas. Y la visión que tenemos sobre la Argentina. Y una discusión bien profunda sobre esos temas. Y qué se quiere construir de aquí a 2011. Es una cuestión de fondo. Porque cuando uno insiste a través del tiempo en un estilo, el estilo no es forma sino es fondo.
–¿Ahora está hablando de los Kirchner?–Estoy hablando de los Kirchner y de cualquiera que insista en un estilo mucho tiempo, muchos años. Por lo tanto un estilo de gobierno es una forma de gobernar. Yo responsabilizo a los Kirchner del hastío que hay y del desgaste que tiene hoy la política.
–¿Por qué?, ¿por el estilo?
–Porque la responsabilidad de ellos es mayor. Porque Cristina tenía una agenda institucional que no cumplió. Porque si retrocedemos a 2005 había una agenda institucional fuerte en la propuesta de Cristina senadora 2005 y no se cumplió. No se cumplió absolutamente con nada. Hubo un profundo desprecio por todo lo que fuera desde la transformación de nuestro sistema político, quitando la listas sábana, siendo más claros y menos hipócritas en el financiamiento de los partidos políticos.
–¿Y por qué cree que no se cumplió?, porque las condiciones políticas estaban.
–Porque Kirchner no cree en esas cosas. No cree en la agenda de cambio político. No le interesa la agenda de cambio institucional. Recurre a eso cuando es necesario, pero es un cortoplacista que sólo cree en el poder y la sorpresa. El poder de manejar la caja y la sorpresa. La caja es cada vez más chica y la sorpresa es cada vez menor. O las sorpresas, peor aún, son negativas, como el adelanto de las elecciones, como las candidaturas truchas, nosotros o el caos. Como todo eso fracasó, ahora es un abuelito que besa niños por la calle.
–¿Y qué va pasar el 29 de junio con el peronismo? Varios gobernantes van a ser ratificados y Reutemann, según algunas encuestas, puede ganar en su provincia. Y todos van a pensar en las presidenciales de 2011.
–Yo espero que nosotros reaccionemos muy rápido porque Kirchner va a reaccionar rápido como siempre. Aun con el resultado adverso.
–Y va a lanzar su candidatura.
–No sé si la lanzará. Seguro que va a tratar de desarmarnos y a preparar a su heredero.
–¿Quién es?
–La lógica indica que es Scioli. Pero si Scioli se escapa de la provincia de Buenos Aires, como ha dicho que piensa hacer, y se convierte en un segundo Ruckauf y va a Diputados, vamos a estar frente a un descalabro total de la figura de Scioli.
–Dicen que es para preservarlo.
–¿Preservar qué?…, ¿preservativo?
–Preservarlo.
–No se oía bien. Acá hay un raje en puerta. O Scioli está mintiendo o estamos frente a un nuevo Ruckauf.
–Se imagina el Congreso con Néstor Kirchner adentro.
–Creo que se van a notar mucho más los alcahuetes. Van a hacer mucha más gimnasia. Se van a levantar a cada rato para abrazarlo, saludarlo, etc. Y por otro lado va a haber más barullo.
–Usted se imagina en algún momento volver a cruzarse con Kirchner. No sé, por ejemplo, en un congreso del Partido Justicialista.
–Mire, éste es un partido dogmático y sectario que se disfraza de setentista, pero que en realidad es noventista. Quienes están allí sentados surgieron en los 90.
Duhalde dice que está esperando el 29 de junio para volver a la presidencia del PJ bonaerense. ¿Usted lo apoyaría?
–Hay dos Duhalde. Hay un Duhalde que podría llegar a entender la necesidad de renovar esto, a raíz de haber viajado, de haber visto experiencias en otros lugares, de su intento de estar actualizado y estar adelante. Y hay otro Duhalde que es el amigo de Chicho Basile que sale con Patti de candidato. Si se define por el primero, podría ser.
–¿Cuál es la influencia de Duhalde hoy en el PROperonismo?
–Hoy por hoy no tiene ninguna influencia. Muchos de los que están hoy en Unión PRO vienen del duhaldismo, pero eso no basta para decir que tiene influencia en la campaña. Le preocupa mucho lo que sucede en la provincia de Buenos Aires, pero no influye en la campaña.
–En algún momento manifestó su voluntad de ser candidato a presidente. ¿Lo sigue sosteniendo?
–Sí. Dependerá de los resultados y de las posibilidades reales, la voluntad, la sigo teniendo.
–¿Cómo se compatibiliza con las aspiraciones de Mauricio Macri, ¿competirían en una interna?
–Tengo conversado el tema con Mauricio. Y, la verdad, no he sentido ninguna competencia de su parte durante estos meses, ni creo que él la haya sentido de mí. El tiempo dirá. Tengo también una muy buena relación con Cobos, lo mismo que con Reutemann.
–¿Cómo ve a Cobos, que ya anunció abiertamente que quiere ser candidato a presidente en 2011?
–Cobos no es el tipo que se presenta en “Gran Cuñado”. El tipo que está solo y duda de todo. Cobos es un tipo mucho más zorro en el sentido clásico de la palabra. Y está mirando todos los movimientos políticos y calcula sus pasos. Si él mantiene la popularidad que tiene hoy, tiene muchas chances.
–¿Y de Reutemann?
–También es un precandidato. Tiene que ganar Santa Fe, pero ganar Santa Fe parece más posible que triunfemos nosotros en Buenos Aires.
–¿Está tirando la toalla?
–No, mire. Yo quiero dar la batalla porque creo que los peronistas tienen que poder votar a alguien en Buenos Aires si no quieren votar a Kirchner. Porque quiero hacer una jugada fuerte de poder y no una jugada testimonial.
–O sea usted también cree que el 28 se juega algo más que una elección legislativa.
–Por supuesto. Muchísimo más que una elección legislativa. El tema es cuál va a ser la capacidad de abandonar proyectos personales y generar un proyecto colectivo; es el tema central después del 28.

martes, 26 de mayo de 2009

Entrevista a Felipe Solá con Enfoques de La Nación

Entrevista de Felipe Solá con Enfoques de la Nación
Estan raros los Políticos Argentinos
Néstor Kirchner ahora jura públicamente que no está de acuerdo con interrumpir el tránsito en las rutas, pero lo hace a no tantos meses de haber bendecido los cortes en Gualeguaychú.


Mauricio Macri deja Punta del Este para inaugurar una playa en pleno Buenos Aires, pero termina enterrado en las arenas movedizas del Teatro Colón.



Elisa Carrió hace gala de su flexibilidad sin límites no sólo buscando al macrismo sino también al piquetero Raúl Castells.

Felipe Solá, el diputado, ex gobernador y a quien el kirchnerismo tildaba de "peronista y estanciero", asegura muy suelto de cuerpo, durante una entrevista con Enfoques, que él se considera progresista ("no progre", aclara) y que siempre lo fue, mientras advierte que el que se corrió de ese espacio es, en realidad, el gobierno kirchnerista.

Están raros los Políticos, pero al parecer, no tanto para el propio Solá, que parece tener las ideas claras y comenzó a amasar un proyecto político personal que, según espera, podría llevarlo a suceder a Cristina Kirchner en el poder después de 2011.

Felipe Solá se animó a ser el primer legislador oficialista de peso que oficializó su alejamiento del kirchnerismo y se atreve ahora a decir lo que no le había dicho a nadie (y eso que su imagen y su palabra se multiplican casi todos los días): "Quiero ser candidato a presidente. Voy a hacer lo posible para que así sea".

¿Para qué?

Felipe Solá: -"Me parece que puedo cambiar el clima en la Argentina -afirma sin ningún afán meteorológico-. Puedo ofrecer lo que se hizo bien y cambiar lo que se hizo mal. Acá hay una transformación incompleta, que empezó bien y luego se frustró. Yo no me fui con la oligarquía. Me quedé en el lugar del sentido común".

Solá se acaba de convertir en el primer precandidato presidencial del peronismo. A dos años de los comicios de 2011. En medio de la incertidumbre que genera la suerte del oficialismo. Pero el ex gobernador, que elevó su imagen en el conflicto con el campo, cree que está ante la gran oportunidad y no quiere desaprovecharla. No admite que se pasó a la oposición, aunque afirma que Cristina Kirchner lo decepcionó porque no es independiente de su esposo y que hay más pobres que hace diez años, que al Gobierno eso "no le interesa".

Cuando habla de Néstor Kirchner, elogia su gestión ("el mejor de los gobiernos desde 1983"), pero dice que terminó en el autoritarismo. Y afirma que Carlos Menem "ya fue", aunque rescata de su gobierno (que él integró como secretario de Agricultura) "la audacia, la capacidad de llamar a quien pensaba que podían ser los mejores y una actitud menos crisparada con la prensa".

-¿Por qué dejó el oficialismo y se pasó a la oposición?

Felipe Solá: -No me pasé a la oposición. Lo que hice fue salir del bloque del Frente para la Victoria porque mi situación ahí no se sostenía fácilmente, no tenía apoyo.
Esto puede confundir a algunos, pero la verdad es que sigo opinando igual que siempre. Ahora tengo más libertad para decirlo porque no tengo que gobernar. Me mantuve en un lugar. El que se corrió fue el Gobierno.

-¿En qué se diferencia de Kirchner?

Felipe Solá: - En la concepción sobre mantener fuerte el vínculo con la base social que ya no está, y que era, a la luz de estos cuatro o cinco años, una especie de conjunción entre los trabajadores, los excluidos y las clases medias. Eso se perdió, se rompió y, al romperse, el Gobierno quedó aislado y con un discurso para la militancia, pero ya no llega a las clases medias. Yo no estuve nunca dispuesto a romper ese vínculo. En la Argentina no hay ninguna posibilidad de terminar con la exclusión y de hacer un país más justo y más seguro si no hay una fuerte unidad en los hechos, en un proyecto para manejar el Estado que sea apoyado por los humildes, los que necesitan sí o sí al Estado, y la clase media, que es más crítica del Estado y lo necesita poco.

-¿Y cuál considera que fue el momento de esa ruptura?

Felipe Solá -La resolución 125. La guerra gaucha, sin duda. No tanto por la resolución en sí, sino por la decisión de pulsear durante el número de días que fuera necesario, como si eso fuera una cuestión ideológica de base, y que hizo que millones de personas se pasaran al otro lado de la pulseada.

-Usted dijo que Kirchner no tiene sensibilidad social. ¿Por qué piensa así?

Felipe Solá -Porque ha aumentado el número de pobres, porque no ha llamado a los investigadores privados y serios sobre el tema, porque no hay una coordinación del Ministerio de Desarrollo Social con la investigación sobre la nueva pobreza en la Argentina, porque si mañana Alicia (Kirchner) se fuera de su ministerio seguramente mucha gente diría con razón que ha sido una mujer muy trabajadora y también muy honesta, pero nadie sabría qué programa real tuvo y qué cambio real generó. Y es porque el Gobierno no puso nunca el centro en la acción social. Y al no poner el centro ahí se cae en el clientelismo. No ha sido una prioridad. Por ejemplo, la política de derechos humanos ha sido prioritaria, buena o mala ha sido prioritaria, y es un escalón fuertísimo de este gobierno. La política de infraestructura, con todas las críticas que ha recibido, está, es fuerte. Me pregunto si hay una política de acción social que tenga la misma importancia cuando tenemos casi 12 millones de pobres y un número de indigentes que es enorme.

-¿Por qué le parece que no son prioritarios los programas sociales?

Felipe Solá -Porque se pensó que bastaba con el crecimiento económico y, en el fondo, eso encerraba una teoría parecida al desborde del vaso, que tanto se le criticó al menemismo y que era cierta. Y se pensó que el aumento de ocupación neto y claro que tuvimos entre 2002 y 2007 liquidaba la pobreza. Pero después estalló el problema de que el Indec mentía con la inflación, y si mentía en eso también podía hacerlo, automáticamente, por razones matemáticas, en el número de pobres, de indigentes. La correa de transmisión con los barrios pobres es mucho más floja que hace 10 años. Hay muchos más pobres que hace 10 años y se toma la pobreza como parte de un paisaje. No hay interés sobre el tema. Se focalizó demasiado el interés sobre el crecimiento económico. Pero hay varios millones de argentinos a los que ese crecimiento económico les pasó por arriba sin que se enteraran.

-¿Cómo define a Cristina Kirchner?

-De su capacidad personal y de su militancia no tengo ninguna duda. De la decepción que me produjo como presidenta, tampoco tengo ninguna duda. Y es solamente por una razón: que la gente quiere que quien es presidente sea independiente. Por ejemplo, una mañana cambia el Gabinete. Y otra mañana hace algo que no le gusta a Kirchner y que se sepa que no le gusta a él. Es decir, la idea es tener una presidenta que se puede equivocar o no, pero que, antes que nada, es independiente. Así como está, el modelo no ha funcionado. Y es muy duro decirlo porque, de las mujeres que andan por ahí, parece de las más capaces, pero no es ella. Ella no es ella, es ella y su consulta.

-¿Y cómo define a Néstor Kirchner?

Felipe Solá -Es un hombre que ha sido muy importante, va a serlo siempre. Con él hay un antes y un después en la Argentina. Fue un gobierno con una fuerte conducción política. Ahora, en la mejor condición que uno tiene en la vida siempre está la peor. Están en el mismo lugar las dos. Pero lo que cuenta es la capacidad de los que gobiernan. Y tal vez haya sido esa autoridad para provocar el cambio la que terminó en el autoritarismo posterior y desembocó en lo ocurrido con la resolución 125: la pérdida del 30 por ciento de la gente y la ruptura de la alianza implícita de apoyo.

-¿Y usted quiere ser candidato a presidente?

Felipe Solá -Sí, quiero ser candidato a presidente. Voy a hacer lo posible para que así sea.

- ¿Por qué quiere ser presidente?

Felipe Solá - Me parece que puedo cambiar el clima en el país. Puedo ofrecer lo que se ha hecho bien y cambiar lo que se hizo mal. Hay una transformación incompleta. Empezó bien y luego se frustró. Yo estaba acá: el que se corrió es el Gobierno. No me fui con la oligarquía. Me quedé en el lugar del sentido común.

-Hasta ahora no admitía sus ganas de ser candidato en 2011 y decía que había que esperar a las elecciones de este año. ¿Qué es lo que cambió ahora ?

Felipe Solá -Me miré en la televisión el otro día. El programa en el que hablé lo pasaron dos veces, suficientes para que me hartara de mí, y pensé que no estaba reflejando mis verdaderas ganas, mi verdadera decisión. Yo puedo ser el que conduzca una alternativa a los Kirchner y tengo una mezcla de situaciones que son útiles: una experiencia de gobierno larga con una actitud progresista, no "progre"; un conocimiento fuerte de la Argentina y una capacidad de entender y de contener posiciones más y menos progresistas a la vez. No hay que exigir mucho más desde punto de vista ideológico. Otra cosa que hay que hacer es saber incorporar lo bueno del pasado. No negarlo. No ser fundacional.

-Usted tiene una imagen de un dirigente de un perfil más bien conservador. ¿Cómo define su progresismo?

Felipe Solá -Tengo una veta, por ejemplo, totalmente comprometida desde siempre con los derechos humanos. Cuando no existía Kirchner, en 2002, cuando asumí en la provincia, inmediatamente fundé la Secretaría de Derechos Humanos y lo puse a (Jorge) Taiana a cargo. Después, mi ministro de Seguridad fue Juan Pablo Cafiero. Cuando ocurrió el asesinato de Kosteki y Santillán, puse a alguien que diera garantías al frente de la seguridad de que esas cosas no iban a volver a ocurrir, y paradójicamente ese tipo de cosas no volvieron a ocurrir y lo que vino fue una ola de delincuencia muy grande. Tengo una actitud clara respecto de la cuestión de la concepción de la mujer. Me animo a hablar de la Franja de Gaza ahora, cuando otros políticos hablan poco...

-¿Este gobierno es progresista?

Felipe Solá -Este gobierno se ha corrido mucho. Es progresista en el discurso, pero en los hechos se ha salido del eje. No es un tema de ideologismo o de ser setentista, sino de entender la sociedad moderna y afrontarla con una mirada progresista. Si no se garantiza la unidad política, cualquier posición progresista no sirve. En nombre del progresismo hablás de una minoría, pero lo que hay que recuperar es la mayoría.

-¿Qué hará en estas elecciones?

Felipe Solá -No tengo decidido si voy a ser candidato en la provincia, pero voy a caminar el distrito y el país en campaña. Después veré.

-¿Qué aliados imagina?

-Peronistas y no peronistas que estén desencantados, que no sean antikirchneristas de la primera hora, porque en tal caso no van a tener que ver conmigo tampoco. Pero sí que quieran que lo mejor que se hizo vuelva y que no quieran quedar enganchados en una actitud de cerrazón ni de sectarismo. Y los que quieran que la Argentina progrese en el marco de una actitud más madura, menos crispada, más moderada. Moderada en el sentido de respetar más al otro, contrariamente a las actitudes que predominan ahora: la de negar al otro desde el Gobierno y la de negar al Gobierno descalificándolo desde la oposición.

-¿Por qué se mostró crítico de Carlos Reutemann, a quien le recordó que él no había tenido una actitud muy frontal contra el Gobierno, como tuvo usted?

Felipe Solá -No, no me mostré muy critico. Dije algo que fue ampliado por la falta de noticias que hay en enero. Lo que declaré fue interpretado como una exigencia, pero no lo fue. Lole dijo lo que uno diría si fuera por una senaduría por Santa Fe: "Yo puedo ser candidato a presidente; mi opositor, posiblemente no". Es muy inteligente.

-¿Cree que Reutemann puede ser un buen candidato presidencial?

Felipe Solá -Maneja muy bien los tiempos. Es muy distinto que yo. Se mete en muchos menos problemas. El tiempo dirá qué Lole hay dentro de él. Yo todavía no lo sé. Puede haber uno distinto, uno que está ahí esperando.

-¿Cómo se resolverá si los dos son candidatos del PJ?

Felipe Solá -También el tiempo lo dirá y veremos si vamos por los mismos votos. O no. Pero no es malo que los dos seamos candidatos.

-¿Entre sus aliados lo incluye a Eduardo Duhalde?

Felipe Solá -Tengo una muy buena relación personal con Duhalde, y tenemos diferencias de diagnóstico sobre la Argentina. Por lo tanto, de planteo sobre el futuro.

-¿Cerraron las heridas políticas que tenía en su relación con él?

Felipe Solá -Las heridas personales, sí. Son las que importan. Pero tengo un déficit de relacionamiento con los políticos. Con muchos tengo buena relación personal, pero he sido siempre difícil para estar en un colectivo grande si no era consultado. Necesito que me convenzan. Si no, me cuesta seguir una decisión con la misma fe de todos. Ese es el problema con el kirchnerismo.

-Para construir una opción propia también lo debe de complicar...

Felipe Solá -Para construir eso hay que caminar entendiendo lo difícil que es el momento y la diversidad del momento. Va a triunfar quien más claro pueda expresar lo que quiere para el futuro, y quien más coincida con lo que quiere la mayoría para el futuro. Que no son palabras lindas como paz, esperanza, trabajo y seguridad.

-¿Mauricio Macri puede ser un aliado para 2011?

Felipe Solá -Veremos. Veremos si tomamos decisiones parecidas. Hay que mantener un diálogo con él. Pero yo quiero ser presidente, y quizá Macri también quiera ser presidente. Eso no quiere decir que no hablemos. También hablo con Margarita (Stolbizer).

-¿Qué opina de su gestión?

Felipe Solá -Empezaron comiéndose la cancha y después se encontraron con que el gobierno nacional se las hace difícil. Sobre todo, les ha estropeado el presupuesto. Yo hubiera denunciado más esa situación, pero como no vivo en Capital, tampoco puedo opinar.

-¿Y cómo ve a Daniel Scioli?

Felipe Solá -Scioli ha encontrado los mismos problemas que encontré yo, pero con una Argentina más rica, comparada con aquella de 2002, y con el apoyo pleno de un gobierno. El es totalmente leal al Gobierno y paga cualquier costo con tal de serlo, pero también recibe más apoyo del Gobierno. La otra paradoja de Scioli es que mi gobierno tenía 70% de aprobación y éste tiene 30; por lo tanto, la actitud del Gobierno conmigo era mucho más dura que la que tiene ahora, que es un poco más mansa. Mi gestión me parece mucho mejor que la de él. Desde el punto de vista político, es más persistente que yo. En cuanto a la difusión, prensa y propaganda, es mucho mejor que yo. Además de todo eso, es un buen tipo. Es una persona derecha.

-¿Se aliaría con Carlos Menem?

Felipe Solá -No, Menem ya fue. Pero no me ensaño con la década. Reconozco errores, pero también digo que ocurrió, que hubo votos, dos grandes elecciones, y que lo que vivimos en esa época no lo podemos borrar. El peronismo fue el menemismo. Peronismo que hoy es parcialmente kirchnerismo. Antes fue duhaldismo, y antes cafierismo.

-¿Qué rescataría del menemismo?

Felipe Solá -La audacia, la capacidad de llamar a quienes él pensaba que podían ser los mejores, y, más allá de todos sus enojos, una actitud menos crispada con la prensa. También hubo una actualización productiva muy importante. Lo que ocurrió en el campo fue fuertísimo, y siguió, no se cortó.

-Elisa Carrió dijo que, en materia de captación de aliados, usted era el límite. Abrió una puerta, pero usted se la cerró con duras declaraciones.

Felipe Solá -No, no quiero ser juez de mis jueces. Es un rol que a ella le encanta. Se equivocó de poder. Ella es el Martín Pescador del cielo "lilitense": "Vos, sí. ¿Me dejarás pasar? Vos, no." El problema es para los que no estamos en la cola...

-Era cierto, le cerró la puerta.

Felipe Solá -No, estoy dispuesto a "recontraconvivir" con Carrió, aunque no esté de acuerdo con ella, porque es una realidad de la política argentina, muy fuerte.

-Pero no la ve como aliada...

Felipe Solá -No, no en este momento. El sistema de ella es a todo o nada, y no lo quiero. Además, hay un monotema que es la corrupción y la maldad. Es decir, gobierna el diablo y todo lo que hace es porque en el fondo era Al Capone. Es una construcción falsa y malsana, tóxica porque contribuye a la idea de la antipolítica, de que son todos chorros, todos iguales. Cuando uno habla de "la" corrupción, pero no puede solucionar algo, hace más daño. Ella tiene razón en que los controles en la Argentina son enormemente débiles y en que la Justicia es lenta. "Chorear" es más fácil que antes.

-¿Cree que hay corrupción en el kirchnerismo?

Felipe Solá -En todos los gobiernos hay corrupción. Acá veo acusaciones. No hay ostentación, pero sí una actitud muy impune en el manejo de las relaciones económicas.

-¿Tiene alguna sospecha?

Felipe Solá -Es un tema en el que no me meto. Si tengo algo, voy a ver a un fiscal. Y recién después de que me diga si es importante o serio, lo hablaría con los periodistas.

-¿Qué es el peronismo, hoy?

Felipe Solá -Es un movimiento de supervivencia nacional, de supervivencia nacional e individual, como decía un filósofo peronista. Es la posibilidad de unión de clases y de sectores que tiene la Argentina. Ha sido eso hasta ahora. No abusemos de eso. Pero no puede ser contenido por un partido. El que tiene el PJ lo que tiene es el control de la elección, y generalmente hace que las internas sean imposibles. Por lo tanto, es un partido en el que nunca se va a creer porque nunca va a tener internas serias. Sobre todo en la provincia de Buenos Aires. El movimiento no puede ser contenido por un partido, es un movimiento de movimientos. Kirchner denunció, antes de ser presidente, con bastante precisión: "Ojo con el pejotismo, que es el nuevo peronismo". La pregunta es: ¿No es él hoy el pejotismo?

-Si se mide por el éxodo de progresistas del kirchnerismo, parece que sí...

Felipe Solá -A partir del triunfo electoral de 2005, Kirchner retrocedió, llamó a los perdedores, se juntó con el PJ y armó un entramado más conservador. El triunfo lo llevó a perder su capacidad de audacia transformadora. No es cierto que eso pasó porque falló la transversalidad. La transversalidad estaba consiguiendo muchas cosas y el triunfo de 2005, créase o no, fue el de la transversalidad por sobre el pejotismo. Paradójicamente, los que estabámos por el otro lado fuimos corridos de nuestro lugar. Me la banqué porque tenía que gobernar. No tenía posibilidades. Durante 2006 inventé la reelección, primero como techo para tener un leitmotiv que me permitiera seguir teniendo poder y después ya como piso, porque pensé que podía ser en serio, hasta que el mismo Kirchner lo objetó. A último momento vinieron las elecciones de Misiones y se generó un clima en el que tuve que renunciar a eso. Después ya tuve a Scioli como candidato instalado y ganador de entrada, desde diciembre de 2006. Hasta perdí mi lugar en los actos, que estaba ocupado por el vicepresidente Scioli. Fueron tiempos duros...

-Y cuando Cristina Kirchner ganó las elecciones, a usted le ofrecieron una embajada. ¿Fue para desactivarlo?

-Me ofrecieron tres embajadas. Pero como decía Federico Manuel (Peralta Ramos): "Me gusta acá, me gusta acá". A mí me gusta mucho acá. Me parece que me sobreestimaban, que pensaban que me gustaban las alfombras rojas y las arañas de las casonas. Francamente, prefiero caminar de Ranelagh a Monte Hermoso, ida y vuelta, antes que vivir en París.

Fuente: La Nacion - Enfoques xxzxx