En una entrevista con Margdalena Ruiz Guiñazu, el diputado electo reclama un cambio en la conducción del PJ. Qué es hoy el kirchnerismo.
Felipe Solá tenía mandato como diputado hasta el 2011, pero…: “Mire, yo renuncié –explica el ex gobernador– porque me pareció que, si uno es candidato siendo diputado y teniendo un mandato de la gente también por otro partido, lo correcto es irse. No se puede estar en una posición y ‘repicar’ a la vez. Frente a la gente es importante tener definiciones fuertes. Y más ante una campaña electoral. Entonces la idea era ‘dejo de estar aquí y renuncio’. Además, hay toda una jurisprudencia que dice que las bancas pertenecen a los partidos”.
—Es verdad.
—Por eso me fui y me presenté por Unión-Pro.
—Sin embargo usted es un protagonista del Justicialismo disidente y uno no puede menos que pensar, en términos históricos, si esto no hubiera sido impracticable en vida de Perón.
—En vida de Perón hubo, sin embargo, un peronismo disidente que pretendía co-conducir con Perón. Eso fue la Tendencia. Más concretamente, Montoneros. Pero allí había una sola conducción de fondo y además esa conducción llamaba a la concordia.
El Perón que echa a los Montoneros de la Plaza de Mayo era un hombre que llamaba a la concordia. La última vez que habló desde el balcón de la casa Rosada, creo que fue el 11 de junio, (1974) Perón fue muy claro: “Mi único heredero es el pueblo”, dijo. Podría haber dicho, por ejemplo, ¨mis únicos herederos son los peronistas” o “mi único heredero es el Partido Justicialista”. O también “es la clase trabajadora” o “la juventud maravillosa”.
Pero lo importante, además de lo que dijo, es también lo que no dijo. Y me explico: no mencionó a todos los que yo enumeré recién. Por lo tanto, nosotros pensamos que la conducción del peronismo es algo que debe ganarse. Y ganarse con éxitos. Si uno cae derrotado y se convierte en minoría (como en el caso del kirchnerismo, que no creo que pase de un 20 o 22% de apoyo popular) deja de ser el heredero de Perón. El heredero de Perón es un Movimiento. Y un Movimiento es un sentimiento en acción donde la pasión es un elemento muy importante. También los sentimientos.
Esto se acomoda a las circunstancias y a la legalidad política pero que, además, busca ser mayoría. Y se lo digo con todas las letras: mayoría no para ganar sino para gobernar. Ser mayoría pero con un Frente. Un Frente en serio en el que los demás opinen y no un invento como el del 2007 con la Concertación K que finalmente se cayó porque no tenía sustento.
Perón dijo que el conductor tiene el deber de vencer. Lo que no debe interpretarse como si habláramos de Robocop sino de alguien que tiene el deber de no conducir a los suyos a ser una minoría. Sobre todo una minoría que puede llegar a ser impopular. El peronismo es algo que está por encima de todos nosotros. Es una tradición muy antigua y no hay derecho, bajo ningun concepto, a llevarlo a una minoría. Tampoco a ningún sectarismo.
—Y usted, Felipe Solá, que proviene de la alta burguesía, ¿cómo llega al Justicialismo, al peronismo?
—La política tiene mucho de mandato y mi casa era una casa muy politizada. Tengo un tío, hoy de 96 años, Frondizi y en aquellos años en los que yo iba al Colegio Nacional Buenos Aires que estaba muy politizado tambien, tomé posiciones de izquierda pero medio light como suele ocurrir con los adolescentes. Sin embargo, en el Buenos Aires había posiciones que no eran light, que no eran las de la izquierda, sino las de los Montoneros que se estaban gestando allí. Eran chicos que me llevaban dos años pero en 1968 me dí cuenta que las posiciones de izquierda (por lo menos las que yo veía) eran funcionales. Y también observaba que la posición no “funcional” era la peronista.
De pronto se me cayó todo. “Todo lo que me enseñaron” pensé, “todo lo que me dijeron mi viejo y mi abuelo, gente a la cual adoraba y sigo adorando aún después de muertos, representaban una realidad distinta.” Allí empecé entonces el proceso de revisarlo todo, que finalmente, me llevó a la militancia peronista de 1968 en adelante.
Tuve entonces un lugar de trabajo en la Cancillería en 1973. Fui secretario de Jorge Vázquez en tiempos del Presidente Cámpora. En 1971 y 1972 trabajé en la revista Primera Plana. Mi jefe era Horacio Verbitsky y tanto él como yo recordamos que, en esa época, y – Solá se ríe francamente– los dos éramos personajes bastante divertidos. Luego vinieron años difíciles con la división interna del peronismo que me hizo sufrir mucho y milité hasta que en 1976 tuve que empezar a esconderme.
—Pero volviendo al peronismo actual: ¿Usted se ve como presidenciable para 2011?
Solá hace una pausa.
—Le confieso que hablar de esto me produce mucha vergüenza. Cuando me dicen “¿usted quiere ser Presidente? ¿va a ser Presidente?” Pienso “¿por qué yo? ¿desde dónde?” Me suena como muy pedante pero al mismo tiempo yo siempre fui el tipo al que cuando alguien preguntaba “¿quién quiere llevarme el auto al taller?” yo, que no sabía manejar, era el que corría a agarrar las llaves gritando “Yo, yo…” Es decir, era un flor de jetón. Y lo sigo siendo. Y me parece que acumulé una experiencia. Buena y mala. Pero la experiencia es justamente eso y me parece que tengo las agallas (no para agarrarme a trompadas…solamente.) para seguir, seguir y seguir, en las malas y en las buenas sin aflojar con respecto a los objetivos.
—Bueno, cuando la otra noche, en el Senado, veíamos a los kirchneristas acudir al voto de Salazar, un senador de Bussi (condenado a perpetua por crímenes de lesa humanidad), o a la senadora correntina que se desdecía de lo que había calificado como “mamarracho jurídico” unos días antes, usted dijo una frase atemorizante: “Esto chorrea sangre”. Como si viera venir meses aciagos.
—El ambiente que hay en la Argentina política no es bueno. Tampoco en la Argentina económica y social. En lo social, porque estamos muy mal y las cifras hablan de empobrecimiento y bronca muy grandes. En lo empresarial (y pensemos en el comercio que grafica la calle) hay recesión, hay malaria. Lo que pasa es que hay reservas después de 5 años de crecimiento y algunos sostienen que no hay recesión. No es así. Vender una casa, un auto usado, es complicado. Y eso se llama recesión.
—Pero volviendo al ambiente político.
—Ahí la cosa está pesada. Las declaraciones son pesadas. Hay amenazas y se están forzando las leyes y las reglamentaciones. Deformando los números del INDEC. ¡Como si fuera el gabinete del Dr. Caligari en el que se tortura a los números para que demuestren lo que uno quiere! Y de alguna manera, se usa el mismo procedimiento, con las leyes escritas. Esta manera de sacar leyes atropelladamente, hacer “fe de erratas” para que la ley no pueda volver a diputados. Recibir amablemente el voto de gente que apoya a un genocida, etc.
El ambiente insoportable que viven las provincias totalmente sojuzgadas por la falta de dinero. Tucumán está paralizada en sus problemas de salud. La provincia de Buenos Aires tiene huelgas permanentemente con una situación por debajo de la línea de flotación. Este ambiente puede perdurar durante dos años y este es el temor que compartimos todos.
—Si se convocara a elecciones abiertas en todos los partidos políticos para definir candidaturas, ¿sería ésa una forma de facilitar también la candidatura de Nestor Kirchner para el 2011?
—Esto lo estamos discutiendo políticamente con algunos de los socios y aliados que tenemos. Yo estoy tratando de constituir un bloque grande en la Cámara de Diputados. No estoy hablando de dirigirlo sino de constituirlo. Porque es un bloque con muchas cabezas, con muchas terminales importantes: Rodríguez Saa, Romero, Busti, Reutemann. Entonces, ponernos de acuerdo implica un compromiso de parte de todos.
Rodríguez Saa piensa que la reforma política es interesante a la manera americana. Es decir, que los candidatos se elijan obligatoriamente el mismo día pero por zona o región. Supongamos que, por ejemplo, hoy todos los partidos votan en Mendoza. Cada uno a sus candidatos y solamente votando una vez con el documento de identidad en mano.
—Vuelvo a la pregunta anterior ¿esto facilitaría la candidatura de Kirchner?
—Aquí tengo un problema porque no tengo juicio sino prejuicio. Primero quiero ver esa candidatura y luego tengo un prejuicio porque todo lo que vino de ahí fue con trampa. Con envoltura de trampa. Y esto se va a presentar en términos de “la nueva política o la vieja política” cuando, en realidad, los Kirchner fomentaron la vieja política mientras anunciaban la nueva.
Todo lo que están haciendo es, claramente, al estilo de caudillos como Fresco, Barceló o Ruggerito, esos personajes de la así llamada “década infame” que supuestamente finaliza con la revolución de 1943. Aquellos fueron muchos años de conservadorismo del cual mi familia ha sido parte y por más que nos escandalizáramos fueron tiempos de fraude ¿no es cierto?
Con esto quiero decir que, desde el punto de vista democrático, fue muy duro lo que ocurrió en el país en esos años e hizo infeliz a mucha gente. Como decíamos, la famosa “década infame”. Para algunos la crónica de un país opulento. Pero cuando, por ejemplo, con mi familia hemos recordado aquellos años no fueron buenos recuerdos. Por algo Discépolo escribió lo que vivió en ese tiempo.
Pero, volviendo a la actualidad, miro con prejuicio la reforma política, no deberían cerrarla con este parlamento, deberíamos darnos la chance de discutirla un poco más. No es momento para discutir la reforma política. Además nos van a correr con lo de “la vieja política o la nueva política” cuando, en realidad, repito, es la vieja política la que está imperando hoy en Argentina.
—A ver, analicemos, Solá. En la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, ¿de dónde viene la fuerza de Kirchner? ¿De los intendentes?
—Me parece que usted está suponiendo que nosotros daríamos solamente batalla dentro del Partido Justicialista y nosotros, en cambio, no queremos absolutamente ninguna batalla interna con gente que ha perdido las elecciones y que no ha sido capaz de procesar esa derrota. Que no han sido capaces ni de digerirla ni de discutirla. Hoy es un partido absolutamente cerrado al pueblo en todo lo que se refiera a debates y discusiones y abierto a todo tipo de manejos electorales.
Por lo tanto hoy el PJ no es un partido con sentido de fondo sino de forma. Así es que nosotros no iríamos a ese partido. Crearíamos nuestro propio partido o nuestra propia confederación de partidos y seremos tan peronistas como antes pero sin transigir con ninguna trampa. A lo mejor tendríamos que hacer lo que la Ley determine y si la sacan con mayoría habrá que obedecerla, cumplirla pero dentro de su propio partido. Jamás iríamos al jueguito de ir a la interna donde todo el mundo se c… en la verdad y en el juramento de las normas.
—¿Y cómo juega el ex presidente Duhalde en todo esto?
—Duhalde quiere recuperar el Partido Justicialista porque, una vez puesto en marcha, no necesita dar explicaciones. Es un vehículo con una historia tan fuerte que, al moverse, por sí solo atrae gente.
En el mejor sentido de la palabra, sería un gran servicio para el país atraer nuevamente a la gente hacia la política. Es decir, participar. Entonces, Duhalde va por esa gente. A nosotros nos parece un camino largo y difícil pero, no le quepa ninguna duda que a ese camino lo vamos a apoyar. Como, por otra parte, queremos que nos apoye en el camino a construir un bloque sólido en Diputados (seríamos alrededor de 40 diputados), en acercar y amigar a los gobernadores y ex gobernadores que están participando. Eso es lo que proponemos y estoy seguro que Duhalde lo va a entender así.
Vamos a actuar con la mayor generosidad y amplitud y el mayor desapego por las carreras propias justamente para devolverle al peronismo una alegría perdida. Y también devolverle una capacidad de armonía que se volcará sobre el país. Me explico: armonía con la economía, con los demás. La armonía se puede llevar de la mano con la Justicia. Se puede ser justo y duro a la vez pero también armónico y respetuoso del otro. Y de esa manera, también, avanzar con la persuasión.
Mire, lo otro, esta crispación, en la que algunos son culpables aún antes de actuar, se parece a la proclama de guerra a muerte de Bolívar antes de cruzar los Andes venezolanos: ”Españoles o canarios, contad con la muerte aun cuando sois inocentes. Criollos y mulatos, contad con la vida aún cuando seáis culpables”.
Esta frase impactante en la distancia hoy no es aplicable. ¡Bolívar tenía un ejército chiquito y debía pelear contra todos pero hoy parece que algunos la siguen aplicando en la Argentina! Duhalde está haciendo un intento por recuperar el Justicialismo que cree en la persuasión y la armonía de Juan Perón. Sobre todo del Perón de 1973.
—Parece que la actividad del ex presidente Duhalde, sin embargo, molesta a ciertos sectores. El mismo se ha quejado por ser espiado, denuncia una sensación, un cierto clima de espionaje como el que, por ejemplo, observamos en un video anónimo que durante 17 minutos se transmitió por Canal 7 hace pocos días.
—No solamente una sensación. Es una seguridad. Se usa a la Aduana, a la AFIP como método de presión y de coacción. Son procedimientos stalinistas. Se usa tambien a la ONCCA. Puede ser que ahora la mejoren, ojalá. Se usa al INDEC y ¡ni qué hablar que se usa a la SIDE!
También se echa mano a servicios paralelos que los hay privados y otros no tan privados, añade Solá con ironía, y para mí hay uno cercano al Ministerio de Defensa. Sí, un servicio paralelo. Lo que hacen esos servicios es averiguar qué cadáver puede tener alguien en el ropero. Aunque sea el cadáver de un gato o un perro. Cadáveres en el sentido pesado o liviano de la palabra pero tratando de convertirle la vida en lo más incómoda posible a cualquiera que no esté de acuerdo.
Es decir, me recuerda aquello de que “al amigo se le da todo y al enemigo se le aplica todo el peso de la Ley”. Y esto es lo que está ocurriendo. El clima de sospecha respecto de los teléfonos ya lleva varios años, es moneda corriente en todo el panorama político-empresario-sindical, etc. y ya se ha vuelto una costumbre argentina advertir aquello de “saquen las baterías, apaguen los teléfonos” cuando se mantiene una conversación reservada. Es un dato terrible pero ya incorporado. Hemos corrido un poco la frontera de nuestra conciencia y lo admitimos.
—¿Y no le parece algo temible?
—Sí. Tenemos todo listo y preparado para que, un día, cuando comience algo peor, nos preguntemos: “Pero, ¿cómo no nos dimos cuenta?”
—Volviendo sobre el 2011, daría la sensación de que De Narváez, después de haber ganado en junio, está atravesando una especie de paréntesis que acentúa el tema de las candidaturas.
—Bueno, De Narváez tiene un impedimento constitucional no resuelto y la forma de resolverlo es consultar a la Corte Suprema. Sin embargo sólo se la puede consultar siendo candidato. Y para quien sea candidato la respuesta de la Corte va a llegar (por sí o por no) quince dias antes de las elecciones porque los tiempos no dan. Esta es una paradoja. Por lo tanto De Narváez no es un candidato seguro.
Ni a través de la gente ni por sí mismo. Por otra parte él ha dicho que será candidato a gobernador. En este momento la actitud de De Narváez oscilando entre ser gobernador o presidente; ser peronista y estar con todos nosotros o irse con Cobos, a la supuesta ala peronista de Cobos, nos está perjudicando. Me explico: no porque él lo quiera realmente pero nos está perjudicando puesto que nosotros lo que buscamos es unidad.
—Y a nosotros, la prensa, ¿cómo nos ven ustedes?
—En la prensa hay una acusación muy fuerte y es un concepto importante ya instalado, acerca de la debilidad de la oposición, de las incoherencias de la oposición. Y aquí mi sensación es doble: por un lado creo que es una exageración y una injusticia cuando un gobierno usa todo el aparato del Estado en su provecho (de acuerdo o no con la Ley) culpar por esto a la oposición. Se ha dicho que ibamos a obturar la gobernabilidad. El 28 de Junio yo aclaré que desde ese día en adelante la gobernabilidad era un tema del gobierno y no de la oposición. En la oposición nadie, pero nadie, es golpista. La política es una valla de contención.
—De ninguna manera están dadas las condiciones para hablar de golpismo.
—Desde 1983, por suerte, la política es una valla de contención frente a cualquier golpismo. Pero yo critico a la prensa que dice que la oposición es incoherente, floja, etc., y le pediría que mire más bien hacia el gobierno que está actuando con un Parlamento que está integrado con lo que opinaba la gente en el 2005 y en el 2007.
El gobierno quebró políticamente en 2008 y ese Parlamento no está expresado. Y el que va a expresarse después del 10 de diciembre será reflejo del 2007 y 2009. O sea que la mitad del Parlamento viene atrasado cuando se produce un cambio negativo. Yo pediría que, cuando se habla de la oposición, se tengan en cuenta estas circunstancias. Por otra parte creo que sí. Que hay, en algunos grupos de la oposición, un pelearse por deporte. No voy a citar nombres. Trato de no criticar a nadie de la oposición en la medida que no hagan públicas las peleas internas. Pero veo las peleas de la misma manera que ellos tambien deben observar nuestras desavenencias.
—Toda pelea beneficia al enemigo. Esto no es ningun descubrimiento.
—Absolutamente porque, cuando alguien es una persona pública, todo lo que haga se convierte en un show. Lo que sí quiero es advertir una cosa que no es original pero que es terriblemente cierta. Me refiero a que Kirchner está jugando al póker con cartas marcadas y la oposición sigue jugando al dominó. Y pretende seguir jugando al dominó como si esto fuera una condición elogiable, una virtud.
Elisa Carrió nos acostumbró a todos a vivir la política de una manera álgida, muy fuerte. Y ahora dice que cualquier posición firme es una “hondurización”. ¿En qué quedamos, Elisa? En qué quedamos?
—¿Y Cobos?
—Cobos es una persona agradable y razonable que ha demostrado ser bastante más inteligente de lo que se pensaba. No trata de lucirse pero es inteligente en el manejo que hace de las circunstancias. Cobos se sacó la grande. Primero siendo vicepresidente y luego cuando millones de argentinos a las cuatro de la mañana vieron su voto “no positivo”.
Fuente: Diario Perfil
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lunes, 19 de octubre de 2009
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